Yo no soy nadie para decirte que no le compres un móvil estas Navidades a tu hijo de 10 años. Ni que le prohíbas a tu madre que no le regale el móvil soñado, a su nieta de 12 años.
No.
Pero te voy a intentar convencer, luego haces lo que te dé la Santísima gana.
Mira, sé que la tentación de regalarle a tu hijo un teléfono móvil puede ser tan fuerte como entrar en la pasteleria del barrio en plena dieta, pero, por el amor a la cordura parental, resistid.
¿Por qué?
Aquí van seis razones que harán que reconsideres la entrega de este pedazo de tecnología a sus tiernas manos antes de que cumplan los 16.
"La escuela de la vieja escuela": Recuerda la época dorada de los mensajes escritos a mano, antes de que "BF" y "LOL" se convirtieran en sustitutos aceptables para "Best Friend" y "Lot Of Laugh". Darle a tu hijo un móvil antes de los 16 es como darle una llave maestra de acceso a la Universidad de las Redes Sociales. No queremos que empiecen a cursar una maestría en likes, reels y tweets antes de haber completado la escuela primaria.
"La Paradoja de la pantalla": Imagina este escenario: tienes un niño de 10 años que juega en su móvil durante horas, y luego le pides que apague la pantalla y haga sus deberes. Es como quitarle a un yonqui su metadona. Dale la pantalla y verás en sus ojos, la figura de un Yonqui que pide otro chute. La Dopamina que segrega es pura droga. Cuidado. ¿No me crees? Mira a las parejas en los restaurantes, ya no se miran a los ojos. Necesitan rehabilitación.
"¡Alerta de: autoestima en peligro!": Los niños no dejan de compararse, y las redes engañan. Niños guapos, niñas con filtro, preadolescentes exitosas... Mantén esos estándares de belleza y de éxito en la imaginación de tus hijos antes de que piensen que la realidad se mide en píxeles.
"La Conexión familiar perdida": Asegúrete de que la cena en familia siga siendo un momento sagrado, no una competición para ver quién puede enviar más emojis durante la ensalada. O subir más fotos con filtro de la pasta carbonara. El tiempo en familia es oro, y los móviles pueden arruinarlo. Así que, por el bien de la conexión cara a cara, mantén esos móviles a raya.
"El Misterio del mundo exterior": ¿Recuerdas cuando explorar el patio trasero era más emocionante que cualquier aplicación de juego? Con un móvil en la mano, la maravilla del mundo real puede pasar desapercibida. Retrasar la llegada del móvil significa darle a tus hijos el regalo del descubrimiento sin filtros, y eso, no tiene precio.
"La Batería parental": Los móviles no solo se cargan con electricidad, también chupan la energía de los padres y madres. Desde supervisar las actividades en línea hasta lidiar con el temido "¡me han robado el móvil en el recreo!", los padres se convierten en los guardianes digitales. Retrasar el regalo del móvil es retrasar ese viaje al territorio desconocido de la batería parental baja.
Querido padre y estimada madre, resiste. RESISTENCIA. La tentación de poner un móvil en las manos de vuestros pequeños antes de que llegue el momento, es clave. Hazlo por las risas, la exploración, la creatividad, las miradas cómplices y las conexiones familiares. Todo eso está en juego.
¿Te lo puedo decir más claro?
NO.
Disfrutad del regalo de la infancia sin filtros digitales.
Feliz día
Iván Martínez
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Escribo cada día un aprendizaje para madres y padres con hijos.
Día que no estás dentro, aprendizaje y reflexión que te pierdes.
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