Y cinco razones que quizá no sabías.
¿Cuál es el motivo por el que los niños se comen los mocos? A algunos padres les repugna este hábito, mientras que otros lo consideran una fase normal del desarrollo. Tanto si te preocupa el comportamiento de tu hijo como si no, es beneficioso conocer las posibles razones e ideas que hay detrás.
1. El primer motivo por el que los niños pueden comerse los mocos es la curiosidad por su textura y sabor.
Puede que comer mocos no esté en lo más alto de la lista de comportamientos aceptables de mucha gente y, sin embargo, es sorprendentemente común entre los niños. Una de las primeras razones por las que un niño puede entregarse a esta actividad es la curiosidad.
La textura fría y viscosa y el sabor salado de los mocos pueden ser irresistibles para las mentes curiosas. Esta explicación puede parecer inverosímil, pero un ejemplo tras otro sugiere que merece la pena prestar atención a las pruebas de este fenómeno.
Otro ejemplo es el de los bebés, que aprenden a conocer las diferentes texturas y sabores cuando empiezan a meterse todo en la boca, desde los juguetes hasta sus propias manos y dedos. Parece que la curiosidad innata de los niños les lleva a investigar el mundo que les rodea, empezando por las partes de su propio cuerpo.
Por lo tanto, es perfectamente comprensible que muchos niños se encuentren consumiendo pequeñas cantidades de moco de vez en cuando como parte de la exploración del mundo que les rodea. A pesar de su naturaleza poco apetecible, incluso los adultos pueden encontrar un poco de curiosidad en los mocos, aunque sólo sea por interés científico.
2. Otra posible explicación de por qué los niños se comen los mocos es que pueden estar aburridos o buscar algún tipo de estimulación, ya sea física o mental.
Vale, da asco ver a alguien comer sus propios mocos.
Y es desagradable ver a tu hijo que lo redondea y lo mira con deseo, pero este hábito "antihigiénico" puede deberse al aburrimiento o a la falta de estímulos.
En algunos casos, comerse los propios mocos puede proporcionar una experiencia sensorial muy necesaria, ya que los niños buscan algo que hacer mientras esperan en la consulta del médico o viajan en el autobús con sus compañeros de clase. ç
Muchos expertos incluso especulan con que el sabor y la textura suaves de los mocos pueden ser bastante agradables para algunos niños que se han enfrentado a largos períodos de aburrimiento o distracción. Dicho esto, es importante entender por qué los niños tienen este comportamiento en lugar de reaccionar simplemente con sorpresa y consternación.
Los padres deben tratar de redirigir a su hijo cuando lo observen hurgando mocos ofreciéndole una actividad igualmente estimulante. Si los padres quieren obtener resultados similares sin el mismo tipo de reacción exagerada, es fundamental comprender la motivación que hay detrás de ese comportamiento.
Con un poco de empatía y comprensión, los niños pueden aprender formas alternativas de obtener la estimulación necesaria que no impliquen meterse los dedos en la nariz
3. Un tercer factor que puede contribuir a que los niños se coman los mocos es que adquieran malos hábitos de sus padres o cuidadores.
Ojo, personas cuidadoras. Otra de las razones por la que un niño se puede comer los mocos, es por el comportamiento observado. Es muy posible que un niño haya visto a un adulto en su vida hurgándose la nariz y metiéndosela en la boca, o que haya oído a los adultos bromear sobre ello.
Este tipo de modelo envía un poderoso mensaje a los niños: si los adultos lo hacen, entonces no debe ser tan malo después de todo. Por desgracia, esta normalización del consumo de mocos puede ir demasiado lejos y puede que empiecen a creer que comer mocos es un comportamiento aceptable.
Por eso, los adultos que se preocupan por ellos deben asegurarse de darles el ejemplo correcto, absteniéndose de cualquier comportamiento que los niños puedan malinterpretar como una aprobación de los hábitos de comer mocos. De este modo, se puede evitar que los niños interioricen ese mal hábito.
4. Abrimos debate: ¿comer mocos puede tener consecuencias negativas para la salud y debe desaconsejarse en los niños siempre que sea posible?
Comerse los mocos, o la mucofagia, es un hábito que tienen muchos niños y que los padres a menudo se esfuerzan por desalentar. Aunque para los adultos puede ser tentador ignorar o reírse de este comportamiento, lo cierto es que puede tener graves consecuencias para la salud. Ingerir mocos puede provocar la contaminación por bacterias o virus y aumentar el riesgo de infección o incluso de contagio de una persona a otra. Además, comer mocos puede dañar el revestimiento de la cavidad nasal debido a la frecuente irritación de los dedos. Por último, algunas investigaciones han sugerido incluso que este comportamiento puede empeorar ciertas alergias debido a la exposición a las partículas que contienen alérgenos en los propios mocos. En definitiva, aunque comerse los mocos no sea motivo de alarma en todos los casos, cualquier padre debería tener en cuenta el daño potencial asociado a esta actividad aparentemente inocente y tomar las medidas oportunas cuando sea necesario. Teniendo en cuenta estos riesgos, está claro que, en general, debe desaconsejarse comer mocos siempre que sea posible para proteger la salud de los niños.
5.Continuamos debate: estudios científicos han demostrado qué comer mocos puede ser beneficioso para la salud de los niños, ya que les ayuda a reforzar su sistema inmunitario.
Comer mocos no es algo que la mayoría de la gente encuentre atractivo, pero algunos estudios científicos han sugerido que puede ser bueno para los niños. Más allá de ser un comportamiento totalmente natural, hurgar en sus narices y comer los mocos puede ayudar a dar a los niños un impulso saludable a su sistema inmunológico. La mayoría de las veces, cuando se come, el proceso digestivo del cuerpo descompone los alimentos para que proporcionen energía y nutrientes. Pero cuando vamos un paso más allá y elegimos comer nuestros propios mocos, obtenemos el beneficio extra de consumir nuestras propias bacterias útiles. Los estudios demuestran que esto ayuda a educar y reforzar la inmunidad del niño contra otras enfermedades, ayudándole a hacer frente a posibles amenazas de forma natural.
Aunque comerse los mocos puede parecer un hábito extraño, en realidad parece que puede ser beneficioso para la salud de los niños. Así que si tu hijo se se mete el dedo en la nariz y se come los mocos, no te asustes: ¡probablemente sea una señal de que está sano y es curioso!
Eso sí, siempre con moderación. ¿Quién lo iba a decir? Comerse los mocos podría ser realmente beneficioso después de todo.
Y tú, ¿te animas?
*Por último, cosas que te interesan.
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