(Da igual, con o sin hijos) Cuando tenía 21 años y vivía en Dublín y trabajaba en una ETT. Ahí donde ofrecían curro temporal a los españoles con cero inglés y te pagaban la millonada de 6.5 euros la hora por fregar cacerolas y estar metido (todo el bendito día) en una cocina rodeado de personas de diferentes nacionalidades y, obviamente, el último que hacía a hacer era aprender inglés. El caso, me llamaba una mujer cada mañana a las 7:30 para decirme donde tenía que ir ese mismo día a trabajar. Cada día me cambiaban de sitio, de cocina y de cacerolas. Quieres trabajar. -Yes. Te mando la dirección. -Yes, plis. La tienes. -Yes.
Bueno, no. Can you repeat?
I can’t understand nothing. (Vamos a ver, de hecho no me he enterado de nada desde que me has dicho: Good morning!).
Mira, me puedes enviar un sms con la dirección exacta y toda la información que necesito, persona de referencia, número de bus, parada…
Ya me las apaño solo.
Bye, bye!
Pie de foto: irlandeses random de farra y con pintas Guiness.
A veces, decimos que "sí"cuando queremos decir que "no" y esto no te ayuda.
Ni a ti ni a mí.
-No quieres a ir a esa cena familiar con la cuñada pesada, pero vas.
-No te apetece ver esa peli (soporífera), y al final te quedas dormida
-Tampoco estás para hacer ese finde romántico y lo sabías: discutes.
- No te gusta que te digan lo que tienes que hacer ...(grillos)
-Te compras algo que sabes que detestas (y ahí se queda un año en el armario)
- Le dices que sí a tus hijos cuando realmente era un no (y luego te arrepientes).
Esto no ayuda ni al emisor del mensaje ni al receptor.
Cuando dices que "sí"y es que "no", el mensaje que recibe la otra persona no es el mismo que quieres que reciba.
Y esperas que lo interprete, que adivine y se meta en tu mente.
Y así cayeron la mayoría de imperios, por falta de comunicación, por malos entendidos y por mensajes ambiguos.
Si tus mensajes no calan, si eres poco clara y no pones tus propios límites verbales, seguramente tengas problemas para entenderte con las personas de tu alrededor.
Y como resultado tu vida sea un poco más (cómo decirlo sin que duela): desorganizada.
Seguramente te preguntas por qué tus hijos no te comprenden.
O porque la suegra no te entiende.
O porque tu pareja o amiga no respeta lo que quieres.
Ya te lo digo yo: suenas ambigua, querida.
Es más, seguramente lo que piensas, dices, sientes y haces está en disonancia y desalineados (de hecho, cada uno apunta a lugares distintos)
Ahí van algunas de las posibles razones de por qué lo que sientes y dices no están en la misma dirección.
Vamos, que dices “sí” cuando realmente quieres decir "no"
Miedo al rechazo: Puede ser que tengas miedo de que si dices "no", las personas te rechacen, se enfaden contigo o te juzguen negativamente. Entonces, prefieres evitar conflictos y complacer a los demás diciendo "sí" incluso cuando no quieres hacerlo.
Deseo de agradar a los demás: Quieres ser considerado amable y no quieres decepcionar o desagradar a las personas. Por lo tanto, es posible que te resulte difícil negarte a sus peticiones o demandas, incluso si no deseas hacerlo.
Falta de auto-concepto: no te priorizas lo suficiente, ni te conoces tanto. Es posible que no te sientas lo suficientemente valiosa como para establecer límites y decir "no". Puedes temer que si te niegas, los demás te abandonen o te vean como una increíble egoísta.
Dificultad para establecer prioridades: Puede ser que te resulte difícil discernir tus propias necesidades y prioridades, lo que te lleva a decir "sí" a todo sin considerar las consecuencias para ti misma. Te puedes sentir abrumada por las demandas de los demás y no saber cómo equilibrarlas con tus propias necesidades.
Vale genial, todo de esto de ahí arriba era yo en Dublín con 21 años. (Un pipiolo que quería agradar a todo el mundo, que no sabía que existía la palabra "no" en el diccionario y tenía su autoconcepto por los suelos).
Imagen creada por inteligencia artificial. Podría ser yo
aunque yo saldría más risueño y con más papada.
¿Y cómo recórcholis se ponen límites?
Después de leer, vivir y sobretodo experimentar (además de fregar muchas cacerolas) estos son solo algunos puntos que me han resonado y quiero compartir.
- Conócete a ti misma: Tómate el tiempo para reflexionar sobre tus necesidades, valores y límites personales. Suena a tópico pero ya estaba escrito por los griegos en el Templo de Apolo en Delfos.
- Aprende a decir "no": durante una semana y sistemáticamente di NO a todo, más tarde, y si te interesa, puedes llamar a esa persona, enviar un correo o aceptar esa invitación diciendo que sí. Pero de entrada di No.
- Tú eres tu propia JEFA. Comunica tus límites de manera clara. Aprende a expresar tus necesidades y límites de manera asertiva y respetuosa. Envía un mensaje firme y evita justificaciones. Recuerda que eres la jefa de la oficina.
- Aprende a lidiar con el sentimiento de culpa: es imposible hacer todo y menos llegar a todo, lo sé, el FOMO está ahí. Recuerda, que quieres ser muy egoísta para dar tu mejor versión a los demás, así que cuida de ti misma.
- Comodín de la llamada: llama a esa amiga o al terapeuta. Lo sé, buscar apoyo y practicar el autocuidado suena a revista de “vivir es maravilloso” pero si te resulta difícil establecer límites, busca el apoyo de personas cercanas o incluso considera la posibilidad de buscar ayuda profesional.
Es lo que hay, amiga.
Aquí hemos venido a aprender, con o sin hijos.
Y sabes, finalmente en Dublín aprendí un poco de inglés.
Pero lo que más...
¡Aprendí mucho más de la VIDA fregando cacerolas!
Feliz día
Iván Martínez
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Escribo cada día un aprendizaje para madres y padres con hijos.
Día que no estás dentro, aprendizaje y reflexión que te pierdes.
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