Maribel, nombre ficticio (prefiero no poner su nombre por motivos obvios) hace poco menos de un año que se a separado de su pareja con una niña de 3 años.
-ya llevabamos tiempo mal, pero el hecho de tener una hija en común y no querer contarnos verdad, hizo que la situación se alargara y , la verdad, no tuvieramos el valor de separarnos ni afrontar la nueva realidad.
-Es muy duro empezar de nuevo, sin embargo es lo mejor para nosotros y para la niña.
-tengo amigas que aguantan por los hijos. Eso no es es amor.
Venimos de un ideario colectivo del concepto familia que ha pasado de la generación de nuestros abuelos a nosotros, donde la familia siempre estaba unida y feliz. Y lo más dramático: se tenía que aguantar (a toda costa).
Cada vez es más común, (como el caso de Maribel) ver a niños que van con la maleta arriba y abajo y un fin de semana duermen con mamá en el chalet del pueblo y la otra con papá en el piso de la city.
En los últimos años la tasa de divorcios ha aumentado un 13% de media.
Es más, mis alumnos me dicen: "mis padres se han separado", con la misma normalidad como si se estuvieran comiendo un paquete de oreos (100% más cremoso) en el recreo.
Obviamente los hijos lo viven como una pérdida pero dependerá de los p(m)adres que no sea traumática.
¿Qué hacer ahora con los niños? ¿Cómo se gestiona de la mejor manera?
Son preguntas interesantes a tener en cuenta.
-Te sientes culpable y frustrada porque le rompes la familia a tu hijo", admite Maribel.
El primer paso (eso dicen los expertos), es comunicar en el momento que los padres se separan, es decir se tiene que hacer cuando la decisión está tomada.
A la vez, cuando se comunica, lo ideal sería sentarse con un té matcha en mano y que los dos miembros de la pareja estén junto a sus hijos con la predispocisicón de hablar y contarlo de la forma más clara y honesta sin lanzar hachas medievales, cuchillos afilados ni sillas de Ikea.
No hay culpabilizar a nadie y siempre mucho respeto. "Se acostumbra a decir: nosotros seguimos siendo tus padres aunque no seamos pareja; por lo tanto, te tienes que quedar tranquilo porque estaremos siempre aquí", eso dice la experta.
También, hay que aceptar que habrá un periodo de luto.
-Mi hija todavía no es muy consciente de qué está pasando porque es muy pequeña, pero sí que a veces pregunta si su padre volverá a casa".
Ir a la par es, precisamente, el trabajo "más complicado".
Las parejas que rompen arrastran mochila emocionales muy pesadas y dolorosas. Podemos añadir las ganas de venganza, orgullos, vanidades, celos y otras emociones negativas que no ayudan a los niños.
"La clave es no desenfocarse de los hijos, tener muy claro qué necesitan ellos; y en caso de que no se pueda hacer, cosa que pasa en muchas ocasiones, hay que buscar un profesional que los ayude externamente para pasar por este tránsito", apuntan las psicólogas especializadas.
El error más habitual es dejarse llevar por la intensidad emocional del momento.
Qué hacer y qué no ante una separación
La psicóloga clínica infantil y juvenil, Laia M. del Hospital Sant Joan de Déu recoge qué es aconsejable hacer y qué se tiene que evitar para gestionar una separación.
Copio y pego.
Ella sabe más que yo sobre este asunto.
Qué hacer
Asegúrate de que los dos padres seguís implicados en la vida del niño.
No busques apoyo en tu hijo, sino en otros familiares adultos, amigos y, si hace falta, en profesionales de la salud mental.
Estad los dos presentes durante la conversación, explicadles conjuntamente qué ha pasado. Adaptaos a la edad, grado de madurez y temperamento del niño.
Un mensaje fundamental: lo que ha pasado es un asunto entre la madre y el padre, y el niño o niña no es culpable en absoluto.
Buscad maneras de continuar los dos presentes en la vida de los hijos.
Buscad maneras de mantener una relación saludable con los dos progenitores.
Informadles sobre lo que cambiará en su vida cotidiana y sobre lo que no cambiará. Reduce al mínimo la alteración de las rutinas cotidianas de los niños.
Ante todo, ofrece a tu hijo todo tu apoyo, y ayúdalo a expresar con palabras sus sentimientos antes de ofrecerle otras formas materiales de sentirse mejor.
Respetaos mutuamente por el beneficio de los hijos. Mantened los conflictos, peleas y discusiones, así como los comentarios de los aspectos legales del divorcio, al margen de los niños.
Dadles permiso para aceptar a nuevas parejas del otro progenitor.
Decidles con palabras y acciones que pueden seguir queriendo al otro padre.
Aseguraos de que los hijos entienden que la ruptura de los padres no implica cambios en la relación con los hijos.
Ayudadlos a transitar el proceso de cambio, aceptando y validando las emociones que puedan tener los hijos.
Trabajad para hacer equipo de padres.
Qué no hacer
No utilicéis a los hijos como testigos, mensajeros o árbitros de las discusiones entre progenitores.
No intentéis evitar que la separación los afecte.
No invalidéis sus emociones.
No hagáis regalos o diversiones para evitar que estén tristes o enfadados.
No os critiquéis o despreciéis ante los hijos.
Tened en cuenta que todo lo que se haga para perjudicar al otro progenitor acabará repercutiendo negativamente en los hijos.
No los pongáis en situaciones en las que tengan que posicionarse con un progenitor o el otro.
No utilicéis a los hijos como instrumento para vengarse del otro, conseguiréis resentimiento hacia vosotros.
No utilicéis a los hijos como espías, no fiscalicéis lo que hacen cuando están con el otro progenitor. No lo hagáis sentir desleal con uno o el otro.
No hagáis comentarios negativos respecto al otro progenitor, de resentimiento y de darle la culpa, muy especialmente si tenéis a los hijos delante.
Espero que te ayude y deseo de corazón que tus hijos continúen disfrutando de los momentos en familia, ya sea junto o separados. Feliz día Iván Martínez *** Escribo cada día un aprendizaje para madres y padres con hijos. Día que no estás dentro, aprendizaje y reflexión que te pierdes. *Suscríbete a la Japiletter
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